‘EN EL LLAMADO MUNDO LIBRE’: DECIR LA VERDAD ES EL VERDADERO CRIMEN

14/julio 2025

Esta semana, el gobierno de los Estados Unidos, adalid planetario de la libertad, los derechos humanos y la diplomacia con drones, ha decidido imponer sanciones a Francesca Albanese, relatora especial de la ONU sobre los territorios palestinos ocupados, por cometer el más imperdonable de los crímenes: atreverse a decir que el genocidio es genocidio, según artículo que publica Alberto García Watson en el portal de Hispan TV.

¿Su delito? Denunciar, con pruebas, cifras y algo tan escandaloso como el derecho internacional, que lo que ocurre en Gaza desde octubre de 2023 no es una ‘operación quirúrgica’ ni una ‘respuesta desproporcionada’, sino un exterminio sistemático de civiles. Pero en el manual occidental de decencia política, denunciar un crimen de guerra es lo mismo que apoyar a los criminales. Así, Albanese ha sido acusada, faltaba más, de ‘apoyar a HAMAS y de antisemitismo’ porque, claro, en este teatro global, todo aquel que condene la limpieza étnica ejecutada por ‘el pueblo elegido’, no se sabe bien por quien; es automáticamente sospechoso de herejía ideológica.

Lo más patético no es solo que una funcionaria de la ONU sea sancionada por hacer su trabajo, sino que además tenga que defenderse de cargos tan sofisticados como: ‘pensar diferente o mostrar empatía con los muertos equivocados’. En el nuevo orden moral, no importa cuántos niños palestinos mueran bajo los escombros: el verdadero escándalo es decirlo en voz alta.

Y mientras la maquinaria mediática etiqueta a Albanese como ‘controvertida’, el expresidente Donald Trump, sí, el mismo que intentó un golpe de Estado en su país, levanta sanciones a Abu Mohammad al-Golani, ex-yihadista con currículum en Al-Qaeda y nuevo rostro de la ‘estabilidad en Siria’. Es decir: una relatora de derechos humanos que condena un genocidio es sancionada, pero un criminal de guerra con barba perfilada y traje occidental es recompensado.